SE TRANSFORMÓ EN EL PRIMER EUROPEO CON SÍNDROME DE DOWN EN TERMINAR UNA CARRERA UNIVERSITARIA. HOY A SUS 46 AÑOS, SE DEDICA A TRASPASAR EL MENSAJE EN CONTRA DE LA DISCRIMINACIÓN LABORAL A EMPRESAS E INSTITUCIONES ALREDEDOR DEL MUNDO.

No tiene inconveniente en referirse a su infancia, todo lo contrario. Esta etapa fue una oportunidad y su familia, la clave para convertirse más tarde en un profesional exitoso. Pablo relata que aprendió a leer a los cuatro años, misma edad y misma exigencia que sus tres hermanos mayores.

“Mis padres siempre nos hicieron entender que yo debía aprender a la par. Eso significó confianza. Ellos siempre confiaron que yo podía aprender, y a partir de ahí empezaron a actualizarme. Estuvieron siempre pendientes y en casa aprendí mucho con mis hermanos que ejercían de profesores. La música y la estimulación fue constante”, agrega.

Este español de 44 años, separa sus tres etapas formativas: el colegio, el instituto y la universidad. En el colegio, “tenía muy buenos amigos y profesores que apostaron por mí. No había favoritismo ni privilegios”.

Foto en primer plano del rostro de un hombre con síndrome de Down, vestido de terno y con lentes.

Pablo Pineda.

Sin embargo, a principios de los 90 cuando tenía 14 años, su ingreso al instituto no fue fácil. Cuenta que la indecisión de los profesores por integrarlo a sus clases fue tal, que se realizó una votación democrática dice Pablo, que finalmente le permitió su admisión. Así comenzó a decidir sus preferencias profesionales: Ciencias o Letras, Matemáticas no era lo suyo. Aprendió Latín, Griego e Historia del Arte, su pasión.

Sus estudios continuaron y su condición, no fue obstáculo alguno. En 1995 ingresó a la Universidad de Málaga a estudiar Magisterio en la rama de Educación Especial para luego, especializarse en Sicopedagogía. “Ahí me encontré con un sistema burocrático. Tuvimos que luchar para que eso cambiara”.

Admite que fue difícil pero no dudó en mostrar sus capacidades, estudiando. “Demostrar a los universitarios y al profesorado, que una persona con síndrome de Down puede completar una carrera universitaria es lo más difícil. Me puse como objetivo demostrarle a todos que sí podía. Y lo demostré”.

Su batalla contra la discriminación

Pablo cuenta que comenzó a abanderar movimientos a favor de los derechos de sus compañeros y de quien fuese necesario desde el colegio. Desde entonces, tomó fuerza y su lucha se intensificó debido a las injusticias que presenciaba.

“Soy el cirujano de las palabras. Esa es mi misión en diversidad”.

“Yo te tengo que convencer a tí y ¿cómo lo hago?, escogiendo las palabras con pinzas. Yo intento convencer a las personas de que al final lo que queremos es formar parte de la sociedad y eso se debe hacer a través del empleo. Las empresas tienen la labor principal, darnos la oportunidad. Hasta ahora siempre el discurso es que no va a poder, no, no y no. Pero hay que cambiarlo a sí. Sí se puede. Y a partir de eso, dar una oportunidad y que demuestre que realmente vale. Y eso es lo que quiero que las empresas se den cuenta”, asegura Pineda.

Foto de un hombre con síndrome de Down que está cerca de una playa, vestido de terno, lentes de sol y sonriendo.

Pablo Pineda.

La visibilidad que ha logrado este conferencista español ha sido impactante. Además de participar en jornadas de sensibilización internacional, fue galardonado como mejor actor en el Festival Internacional de San Sebastián en 2009 por su participación en la película “Yo, también”. En 2013, publicó el libro “El reto de aprender” y dos años después, “Niños con capacidades especiales”.

Su lucha por la inclusión laboral

En pleno camino hacia la inclusión comenzó a realizar charlas y conferencias a diferentes empresas en España. Una oportunidad que dice, fue fundamental para emitir un mensaje que hasta el momento no había sido transmitido a las grandes empresas. Intentar convencer a empresarios, directores, gerentes, profesionales de Recursos Humanos, es su objetivo.

En el ámbito laboral, también ha incidido en la importancia de cambiar la mentalidad de los empresarios y empleadores para que apuesten por el talento de sus candidatos y no se dejen llevar por prejuicios e ideas anticuadas.

“El problema es que hay muchas personas con discapacidad a las que no se les llega a dar la oportunidad de demostrar su potencial. No pedimos un trato de favor, sino la oportunidad de demostrar nuestro talento”.

Fuente: americaeconomia.com